domingo, 20 de noviembre de 2016

La Intensidad de la voz en una Presentación Oral.

La intensidad de la voz que debe emplearse depende del tamaño y la acústica de la sala, de la cantidad de público y la distancia física entre este y el orador, de los ruidos ambientales y se requiere medios técnicos para amplificación del sonido, si se utilizara, es importante hacer pruebas previas de sonido para adecuar la voz, el equipo y la posición del micrófono
También depende básicamente de la potencia con la que el aire que procede de los pulmones cuando hablamos golpea los bordes de la glotis, de modo que, cuanto más amplias son las vibraciones que se producen durante la fonación, tanto mayor es la fuerza a la que se emite una voz. La intensidad equivale al volumen, por lo que es normal asociarla con la impresión de alta/baja o de fuerte/débil.
Resaltaremos su capacidad para expresar también actitudes emocionales. De hecho, las variaciones de intensidad son muy adecuadas para representar estados de ánimo y aspectos relativos al carácter de un determinado personaje: la agresividad, la cólera, el miedo, la tensión o el nerviosismo se ilustran con un volumen más alto que la tristeza, el cansancio, la debilidad o la depresión. Por otra parte, la intensidad ayuda a describir tamaños y distancias y, en combinación con la agudeza o gravedad del tono, refuerza la ilusión espacial de lejanía (volumen más bajo) o proximidad (volumen más alto). 

A diferencia de lo que sucede con el tono, este rasgo acústico es más fácil de diferenciar preceptivamente (a nadie le cabe la menor duda de que un grito es una voz emitida a una alta intensidad), al tiempo que despierta sensaciones mucho menos abstractas. Así, una voz fuerte suscita cólera, ira, agresividad, pero también alegría y optimismo, mientras que una voz baja evoca, por ejemplo, tristeza, pesimismo, debilidad...

Autor: Valentina Amestica G. 
(Fuentes: UNED) 

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